La piel de oveja, con que a veces
me vestí para entrar en calor,
jamás me indujo, creedme,
a soñar con la dicha de las ovejas
No soy oveja alguna, tampoco un perro,
ni un consejero áulico ni un bacalao,
he seguido siendo un lobo, mi corazón
y mis dientes son los de un lobo.H. Heine
Lo voy a gastar, ya lo sé.
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